Catequesis para adultos

 



CATEQUESIS PARA ADULTOS Y JÓVENES
MARTES Y JUEVES A LAS 21h
A PARTIR DEL 18 DE ENERO


Saludo del párroco

¿Una catequesis para adultos? Seguramente pensarás: ¡Pero si yo ya hice catequesis cuando tomé la primera comunión! Y ese es el problema. Te estás enfrentado a tu vida de adulto con las enseñanzas que recibiste cuando tenías siete añitos, si es que recuerdas algo de aquella época de tu vida.

Esta catequesis es para ti, que tienes fe, pero que tantas veces ves que tu fe no te ayuda a vivir los problemas de cada día. Para ti, que perteneces a la Iglesia, quizá la frecuentas o la has frecuentado en tu país o pueblo de origen, pero ahora te sientes solo, desorientado, anónimo, con la sensación de que Dios se ha olvidado de ti o viviendo en la resignación ante una vida que no entiendes y que no te hace feliz.

Para ti, que tienes sed por conocer la Palabra de Dios pero no has encontrado a nadie en la Iglesia católica que te la explique y te ayude a ver que, incluso en Antiguo Testamento, está hablando de tu vida de cada día. Para ti, que te las ves y te las deseas a la hora de transmitir a tus hijos la fe que recibiste de tus mayores. Para ti, que estás abrumado por la situación del mundo y te preguntas si será verdad que a Dios le preocupa nuestro sufrimiento.

En fin, también para ti que no has sido bautizado, o perteneces a otra religión, o te congregas en otra Iglesia y en estos momentos de tu vida te estás cuestionando el sentido de tu vida.

En estas catequesis descubrirás la respuesta cristiana. No la vivirás sólo, sino rodeado y ayudado por personas de todas las edades y situaciones. Descubrirás que la Palabra de Dios habla de tu vida. Que tu historia personal no es fruto de la casualidad o de la mala suerte, sino que Alguien que te ama te ha estado acompañando y educando en cada momento de tu vida.
Alguien que te está esperando y desea que le conozcas mejor…

Con afecto, tu párroco.






TESTIMONIOS


Cuando tienes un problema todos tienen remedios para que no pienses en ello: fiestas, beber, chicos, amigas... Pero la realidad es que esos remedios no llegan cuando estás sufriendo “solo". Probé muchos de ellos antes de saber en unas catequesis del Camino Neocatecumenal que Dios existía y no me dejaba sola. Y así entré en una Comunidad. 

En cada Eucaristía se leían lecturas y yo escuchaba por primera vez. Y vi que eso era mi vida que se daba respuesta a lo que a mí me estaba pasando. Yo encontraba sentido a bajar a escuchar en la comunidad porque daban sentido a mi vida, a mis problemas y a lo bueno y lo malo que me pasaba. 
Yo ahora sé que no estoy sola y que esto de Dios es verdad. Ahora sé que no tengo por qué llevar sola mi vida que pesa sino que Dios está conmigo en todo y no me deja. 

Él dio su vida por mí para que yo viviera. Y ahora vivo y vale la pena.

Enfermera, 23 años.

-----

Este camino ha supuesto en mi vida un encuentro con mi Creador y Redentor: con JESUCRISTO. Alejada muchísimos años de la Iglesia se me anunciaron unas catequesis de adultos en la parroquia. Fui  a  escuchar y desde la primera catequesis me sentí  muy atraída porque se me anunció el Amor de Dios por mí, y cada día que iba salía muy consolada. Estaba en un momento de muchísimo sufrimiento y me dijeron que si yo creía lo que se me anunciaba, un día conocería la misericordia  y el amor de Dios. Y así  fue. Continué  y empecé a experimentar este amor que solo Dios me sabe dar. Solo Él colma mi corazón de alegría no conocida antes por mí, y que hoy  sigo experimentando dentro. Hoy mi vida tiene un sentido. En este camino he aprendido a descubrir mi pecado, a  perdonar y  sentirme perdonada,   a amar , a comprender al otro que está  a mi lado, pero   sobre todo a confiar en JESUCRISTO.

Dios se ha  apiadado de mi y me ha regalado LA FÉ.   Y cada día lucho por ella por mantenerla.

Ama de casa, 72 años.

-----

He nacido en el seno de una familia católica. Mi juventud fue de rebeldía y  dejé de frecuentar  la Iglesia. Conocí a mi novia  que me invitó a hacer unas catequesis para adultos en la Parroquia de San Francisco Javier en Valencia. Se me abrió un mundo nuevo. Que hay un Dios que me ama, que está loco de amor por mi y que me quiere tal y como soy, con mis defectos y virtudes era algo que nunca antes había escuchado. Me fie de esta palabra y me enganché al grupo de la parroquia. La lectura asidua de la biblia, la meditación de la palabra y la oración me ayudan a conocerme a mi mismo, a pelear por corregir mis errores y vivir aprender a abandonarme en las manos de Dios. He aprendido que nada pasa por casualidad y el cáncer de mi novia me unió más a ella. Podía haberla dejado, pero Dios me invitó a continuar con ella. Tras 20 años de matrimonio, nos ha regalado 3 hijos y vivimos la fe en familia. Las situaciones adversas como el ictus de mi esposa nos enseñan a abandonarnos es sus amorosas manos, con sufrimiento, sí, pero con paz. Sabiendo que estamos en sus manos y que su voluntad es lo mejor para nosotros. La pandemia del Covid aprieta, pero no ahoga nuestras vidas. La vida sigue y la esperanza se abre camino en nuestras vidas. Es una oportunidad única para purificarnos bajo la mirada de un Jesús crucificado que padeció más que nosotros. La Iglesia me ha enseñado que mi vida es como un viaje en tren. Sé el punto de partida y sé cuál es la neta. El tren es un tren muy bonito y las vistas por la ventana van cambiando. A veces hay alegría, otras hay abundancia, pero también nos visita la carestía, la apatía y la tristeza. Pero lo que está claro es que todos estos sufrimientos cobran sentido si los uno a la cruz de Cristo. Él es un loco enamorado de mí y nosotros con la gracia del Espíritu tratamos de darnos cuenta cada día el amor que Él nos tiene.

Ingeniero, 49 años.

-----

Me llamo José. Mi vida se orientaba a tener suerte, y pasarlo bien, y tener amigos, aunque era bastante introvertido y débil de carácter, sin darme cuenta del sufrimiento que causaba a los que tenía a mi alrededor. Mi vida cada vez iba a peor a pesar de tener de todo, incluso estar recién casado. Sentía un profundo fracaso y no sabía el porqué. Fue en esta situación que escuché una catequesis para adultos, una palabra de amor de Dios. Esto me hizo entender que mi vida valía la pena vivirla siguiendo sus pasos. ¡Me llené de una alegría jamás conocida por mí!

Maquinista de Renfe, 65 años.

-----

Desde muy temprana edad estoy en la Iglesia, por la ayuda de mi abuela. El Señor se valió de ella, pero yo muchas veces no entendía el porqué de muchas cosas, sobre todo el sufrimiento. Yo continuaba y continuaba pero mi vida en ocasiones no tenía sentido.
Un buen día me enteré de unas catequesis. Allí que me fui junto con mi marido. Y mi sorpresa fue cuando oí que Dios me quería tal y como soy, que estaba profundamente enamorado de mí, y de ahí empecé a pensar que soy una persona privilegiada, que había elegido el mejor camino en la Iglesia y allí encontré el amor de Dios y unas personas que son mis hermanos en la fe, pecadores como yo, pero que hemos aprendido a perdonar, a ayudarnos, a querernos, a rezar unos por otros, un mismo sentir y un mismo pensar. Esta es mi comunidad, la que Dios me ha regalado y me siento muy contenta y muy agradecida al Señor.

Ama de casa, 79 años.